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Vía crucis bíblico actual
original de Santi Thió y de Pol (jesuita)
Jesús no podía con su cruz.
Obligaron a un cireneo. Surge la pregunta: realmente, ¿quién fue
cireneo de quién?
Los primeros cristianos, leyendo a Isaías, dieron con la respuesta:
"(Le vimos) como despreciable y desecho de hombres ¡y, con todo, eran
nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que
soportaba! Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras
culpas".
El mismo Jesús había propuesto: "Venid a mí todos los que estáis
cansados y sobrecargados, y yo
os daré descanso.
Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí..."
A casi 2000 años de distancia,
nos informamos a diario de la pasión del mundo. Hemos visto nacer
un niño en la copa
de un árbol mientras las aguas arrastraban a miles de mozambiqueños.
Hemos
contemplado centenares de
miles de personas huidas de Kosovo, de Ruanda, del Congo, de
Chechenia. Hemos
seguido la marcha de los niños trabajadores, de los niños esclavos del
Sudán,
de los niños soldado. Es grave
la guerra civil en Nigeria. Denunciamos la discriminación social de
la mujer, la trata
de blancas, la indefensión del inmigrante, el horror del "Corredor de la
muerte",
los miles de desaparecidos de
las dictaduras argentina, chilena, guatemalteca. Vivimos la crueldad
en Tímor e Indonesia,
el hambre en Etiopía, la pobreza de Corea del Norte y tantos conflictos
cuya
larga enumeración avergüenza
una humanidad que desea ufanarse de haber consensuado unos
Derechos Humanos
Universales.
Ambas pasiones, la de Jesús y
la del mundo motivan una devoción antigua. Si viajamos por
Europa,
especialmente por Francia, Alemania y Bélgica, encontraremos por doquier
testimonios
de una enorme admiración por
el camino de la cruz de Jesús. Entre nosotros, son bien conocidas
las representaciones
de la Pasión de diversos pueblos de Catalunya, Ulldecona, Cervera,
Olesa,
Esparraguera. E incluso,
magnificaciones de algún paso de la Pasión, como por ejemplo los
Tambores de Calanda
que hacen referencia al terremoto que relata Mateo en la muerte de
Jesús,
la escenificación de la muerte
en Verges o el sorteo de las vestiduras, en que una población entera
juega a los dados en
todas las esquinas. Fácilmente se ve en nuestras iglesias catorce cruces
numeradas o, incluso,
catorce bajorelieves con las escenas de la Pasión.
En el Viacrucis actual
convergen cuatro devociones que tuvieron gran difusión:
1.- la referida
peregrinación a los santos
lugares; 2.- la devoción a las caídas de Jesús, voluntarias las primeras,
al lavar los pies o
al orar en Getsemaní o, supuestas, después de los azotes o bajo el peso
de la
cruz, muy verosímiles
considerando la ayuda del Cireneo; 3.- sus idas y venidas judiciales,
además
del camino doloroso; y, por
último, 4.- las paradas vergonzantes (estaciones) ante el público, las
mujeres, la
crucifixión, la muerte, la sepultura.
Actualmente, a las catorce
estaciones de la tradición medieval se suele añadir una dedicada a la
consideración de
Jesús resucitado.
Las estaciones del Vía Crucis
Estación I - Jesús es condenado a
muerte
Al hacerse el día,
discutieron en consejo todos los grandes sacerdotes y los
ancianos del
pueblo
sobre Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilatos, el
gobernador. (Mt 28,1-2.)
Entonces, él se lo
entregó para que lo crucificaran. (Jn 19,16.)
¿No comprendéis que conviene que
muera un hombre por el pueblo, y no perezca todo el
pueblo?
(Jn 11,56)
Maltratado y afligido, no abrió la
boca, como cordero llevado al matadero, como oveja
muda
ante los trasquiladores. (Is 53,7).
Fue arrebatado por un juicio
inicuo, sin que nadie defendiera su causa, cuando era
arrancado
de la tierra de
los vivientes y muerto por las iniquidades de su pueblo. (Is
53,8.)
¿Qué te he hecho, pueblo
mío? ¿En qué te he contristado? Respóndeme. (Miq 6,3.)
En efecto, los moradores de
Jerusalén y sus príncipes le rechazaron y condenaron, dando
así
cumplimiento a las palabras de los profetas que se leen cada
sábado, y sin haber hallado ninguna
causa de
su muerte, pidieron a Pilatos que le quitase la vida. (Hch
13,27-28.)
Alzáronse contra mí testigos
falsos para demandarme lo que ni sabía. Volviéronme mal por
bien
para abatir mi alma. (Sal 35,11.-12)
Pilatos volvió a decir: « Pues ¿qué
haré con el que llamáis Rey de los judíos?» Ellos
gritaron
entonces: «¡Crucifícale!». Pilatos insistió: «¿ pues qué ha
hecho de malo?» Pero ellos
gritaron
más fuerte : «¡ Crucifícale !» Pilatos, queriendo satisfacer
a la gente, les soltó a Barrabás,
y
entregó a Jesús, después de azotarle, para que le
crucificaran. (Mc 15,12) |
Una gran adquisición de nuestros tiempos
va siendo la abolición de la pena de muerte. Aún queda
lejos el día del
consenso universal. Muchas organizaciones matan. Hay corredores de la
muerte en el Norte y en el Sur,
en Oriente y en
Occidente. Actualmente en nuestro mundo hay un centenar de guerras,
declaradas
o no. Hay también cacería
humana, incluso de niños. La muerte más despiadada es sin duda la del
inocente. Ésta
asumió Jesús, compartiendo sentencia con dos ladrones.
¿Acuso, o hago causa común con los sentenciados?
Estación II - Jesús carga con la
cruz
Y tomando Abraham
la leña para el holocausto, se la cargó a Isaac, su hijo;
tomó él en su
mano el
fuego y el cuchillo y siguieron ambos juntos. Dijo Isaac a
Abraham, su padre: « Padre mío». « ¿Qué quieres, hijo mío?
», le contestó. Y él dijo: «Aquí llevamos el fuego y la leña,
pero la
res para el
sacrificio, ¿dónde está? » Y Abraham le respondió: « Dios
proveerá de res para el
sacrificio, hijo mío ». Y siguieron juntos los dos. (Gén.
22,6-8)
Salté de júbilo
el campo y todo cuanto hay en él, y salten juntamente los
árboles de la selva.
(Sal
96,12.)
Poned mi yugo sobre
vosotros y aprended de mí, que soy dulce y humilde de
corazón. (Mt.
11,29.)
Pongamos
garlitos al justo, que nos fastidia y se opone a nuestro
modo de obrar, y nos echa
en cara
las infracciones de la Ley, y nos reprocha nuestros
extravíos. Pretende tener la ciencia de
Dios y
llamarse hijo del Señor. Es censor de nuestra conducta;
hasta el verle nos es insoportable.
Probémosle con ultrajes y tormentos, y veamos su
resignación, y probemos su paciencia.
Condenémosle a muerte
afrentosa, pues según dice, Dios le protegerá. (Sab
2,12-14,19-20.)
Bendito sea, pues, el
leño de que se hace recto uso. (Sab 14,7.)
Pero fue él,
ciertamente, quien tomó sobre sí nuestras enfermedades y
cargó con nuestros
dolores,
y nosotros le tuvimos por castigado y herido por Dios y
humillado. Fue traspasado por
nuestras
iniquidades y molido por nuestros pecados. El castigo
salvador pesó sobre él, y en sus
llagas
hemos sido curados. Todos nosotros andábamos errantes, como
ovejas, siguiendo cada uno
su
camino, y Dios cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros.
(Is 53,4-6.) |
Según
la tradición, Jesús era carpintero. Conocía la amable utilidad de la
madera. Había cargado
pesados troncos y alisados
tablones para hacer puertas, mesas. Sus manos eran fuertes, callosas.
Estaría lejos de
imaginar que tan noble material pudiera utilizarse como instrumento de
tortura y
muerte. Esta madera le
agobiaba, con el peso de todos los yugos y cadenas que los humanos
imponemos a los humanos.
Estación III - Jesús cae por
primera vez
Levántate, ¿por
qué te echas sobre tu rostro? Israel ha pecado y ha llegado
a traspasar mi
alianza,
la que yo le he mandado guardar. (Jos 7,10-11.)
Ahora mi alma
se ha turbado, y ¿qué diré?: ¡Padre, sálvame de esta hora!
Pero para eso he
llegado
a esta hora. Padre, da gloria a tu nombre... (Jn 12,27-28.)
Te encomendará
a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos. Y
ellos te llevarán
en sus
manos para que no tropieces en las piedras. (Sal 91,11-12.)
Me hizo caer en
emboscadas, me despedazó, me asoló. Tendió su arco y me puso
por blanco de sus saetas. Clavó en mis lomos las fechas de
su aljaba. Soy el escarnio de los pueblos
todos,
su cantinela de todo el día. Me hartó de amarguras, me
embriago de ajenjo. (Lam 3,11-15.)
Defiéndeme,
Señor, de las manos del impío, protégeme de los hombres
violentos, que ponen
tropiezos a mi paso. Los soberbios, que me ponen ocultos
lazos, tienden sus redes junto al camino
y me
ponen cepos para mí. (Sal 140,5-6).
Que tus saetas
han penetrado en mí y pesa gravemente sobre mí tu mano...
Voy encorvado
y en
gran manera humillado... Porque están mis huesos abrasados,
y no hay en mi carne parte
sana...
Está lleno de congoja mi corazón, me faltan las fuerzas, y
aun la misma luz de mis ojos me
abandona. Mis amigos y mis compañeros se alejan por mis
llagas, y mis vecinos se quedan lejos.
Tiéndenme lazos los que buscan mi vida y me amenazan los que
desean mi ruina... Viven y son
fuertes
mis enemigos y se multiplican los que injustamente me odian;
y los que vuelven mal por
bien me
hostigan por seguir el bien. (Sal 38,7-8,12-13,20-21.)
...lo sé: mi redentor
vive, y al fin se erguirá como fiador sobre el polvo. (Job
19,25.) |
Las zancadillas abundan. Son burla y humillación. De
árbol caído todo son astillas. Jesús por los
suelos. ¿Dónde queda
su gloria, el respeto amoroso que le tuvo el pueblo el día de su entrada
en
Jerusalén? ¡Qué grave delito
resulta la deshonra que le inflige el poder!
Jesús quiso mirar desde el mismo suelo la humillación
humana.
Estación
IV - Jesús se encuentra con su madre
...Mira, éste está
puesto para caída y levantamiento de muchos de Israel, y
para signo a
contradecir, y a ti misma una espada te atravesará el alma...
(Lc 2,34-35.)
¿ Y adónde fue
tu amado, oh tú, la más hermosa de las mujeres? ¿ Adónde
fue tu amado,
que le
busquemos contigo? (Cant 6,1.)
En el lecho,
entre sueños, por la noche, busqué al amado de mi alma,
busquéle y no lo
hallé.
Me levanté y recorrí la ciudad, las calles y las plazas,
buscando al amado de mi alma.
Busquéle
y no lo hallé. Encontráronme los guardias que hacen la ronda
en la ciudad: ¿habéis visto
al amado
de mi alma? En cuanto de ellos me aparté hallé al amado de
mi alma. (Cant 3,1-4.)
...como en lagar ha
pisado el Señor a la virgen hija de Judá. (Lam 1,15)
¿Cómo está, pues, rojo tu
vestido y tus ropas como las de los que pisan en lagar? (Is
63,2.)
¿A quién te
compararé, hija de Jerusalén? ¿Quién hallar semejante a ti
para poder
consolarte, virgen hija de Sión? Tu quebranto es grande como
el mar. ¿Quién podrá curarte? (Lam
2,13.)
...Derramen
mis ojos lágrimas de noche y de día sin cesar, pues la
virgen hija de mi pueblo
ha sido
quebrantada con gran quebranto, herida de gravísima plaga.
(Jer 14,17.) |
Este encuentro, ¿sirvió de mutuo consuelo
o causó mayor dolor en ambos? Es frecuente hallar a
nuestro alrededor
madres y padres que sufren por sus hijos. Algunas veces, su pobreza
extrema no
les permite alimentarlos
debidamente. Otras veces, asisten en silencio a sus caminos extraños, no
soñados. Alguien
debía acompañar las madres de desaparecidos, de drogadictos, de
moribundos.
Este encuentro es en realidad
un gesto solidario con nuestras penas más íntimas. ¡Bendita tú entre
las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Estación V - El Cireneo ayuda a Jesús a llevar su cruz
El que quiera
venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz
todos los días, y
sígame.
(Lc 9,23.)
Ayudaos mutuamente a
llevar vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo. (Gál
6,2.)
Pero ¿cómo soportar yo,
por mí solo vuestra carga, vuestro peso...?(Dt 1,12.)
...y completo
en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por
su cuerpo, que es la
Iglesia.
Col 1,24.
Pues para esto
fuisteis llamados, ya que también Cristo padeció por
vosotros y os dejó
ejemplo
para que sigáis sus pasos. El, en quien no hubo pecado y en
cuya boca no se halló engaño,
ultrajado, no replicaba con injurias, y atormentado, no
amenazaba, sino que lo remitía al que juzga
con
justicia. Llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que, muertos al pecado,
viviéramos para la justicia, y por sus heridas hemos sido
curados. (1Pe 2,21-24.)
Jesús les dijo:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo voy a
beber o ser
bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?
»...«Podemos». Pero Jesús les dijo:
«Beberéis el cáliz que yo voy a beber y seréis bautizados
con el bautismo con que yo voy a ser
bautizado». (Mc 10,38-39.)
Porque
nosotros solo somos cooperadores de Dios, y vosotros sois
arada de Dios,
edificación de Dios. (1Cor 3,9.) |
Tanto si se trataba sólo del travesaño, o
de la cruz entera, Jesús no podía con aquella carga
inmerecida. El
castigo romano de los azotes podía acabar, ya de por sí, con la vida de
un hombre.
Además acarreaba el sobrepeso
de la infamia y el dolor de la humanidad entera. Aún entonces,
Jesús no se dejó vencer en generosidad.
Estación
VI - La Verónica enjuga el rostro de Jesús
...Ahora vemos por
un espejo obscuramente, entonces le veremos cara a cara...
(1Cor 13,12.)
Le has bendecido con
eterna bendición y le das a gozar la alegría de tu rostro.
(Sal 21,7.)
...Alza, Señor, sobre
nosotros tu serena faz. (Sal 4,7.)
Y os digo de
veras que donde se predique la Buena Noticia en todo el
mundo, se contará
también
en su alabanza lo que ha hecho ésta. (Mc 14,9.)
Sube ante El
como un retoño, como retoño de raíz en tierra árida. No hay
en El parecer,
no hay
hermosura que atraiga las miradas, no hay en El belleza que
agrade. (Is 53,2.)
El Señor me ha
abierto los oídos, y yo no me resisto, no me echo atrás. He
dado mis
espaldas a los
que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la
barba. Y no escondí mi
rostro
ante las injurias y los esputos. (Is 50,5-6.)
Como de él se
pasmaron muchos, tan desfigurado estaba su rostro que no
parecía ser de
hombre.
(Is 52,14.) |
La inexplicable Sábana de Turín muestra
un rostro de una serenidad sobrecogedora. En el siglo
IV se veneraba un
rostro de Jesús en Constantinopla, según contaron los peregrinos. Se
trataba,
decían, de la "Vera Icona" de
Cristo. ¿Existió esta mujer, "Verónica"? Cierto es que una mujer
le enjugó los pies y
Jesús lo tomó como un símbolo de su amortajamiento y aseguró que su
gesto
sería recordado.
Necesitamos vivir
bajo la mirada de alguien y podemos ayudar a vivir simplemente siendo
mirada
para alguien. ¿Qué
rostros contemplo yo?
Estación VII - Jesús cae por
segunda vez
¿Qué has hecho?...
La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde
la tierra. (Gén
4, 10.)
...Lavará en vino sus
vestidos, y en la sangre de las uvas su ropa. (Gén 49,2.)
No es nuestro
pontífice tal que no pueda compadecerse de nuestras
flaquezas, antes fue
tentado
en todo a semejanza nuestra, fuera del pecado. (Heb 4,15.)
Despreciado,
deshecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de
todos los
quebrantos,
ante quien se vuelve el rostro, menospreciado, estimado en
nada. (Is 53,3.)
Pues soy un
mísero desvalido y mi corazón está herido en mi pecho. Voy
desapareciendo
como
sombra que se alarga, soy sacudido como la langosta; mis
rodillas están debilitadas por el
ayuno, y
mi carne enflaquecida desfallece. Sal 109,22-24.
Cuando ibas,
¡oh Dios!, a la cabeza de tu pueblo, cuando avanzabas por el
desierto. Tembló
la
tierra y se deshicieron los cielos ante Tí... Bendito sea
todos los días el Señor. Él lleva nuestra
carga,
el Dios de nuestra salvación. Dios es Dios nuestro para
salvarnos y es quien tiene en su
mano las
evasiones de la muerte... Aparece tu cortejo, Señor, el
cortejo de mi Dios, de mi Rey,
en el
santuario. (Sal 58,8-9,20-21,25.)
...Y empezando a sentir terror y
angustia, les dijo: «Triste está mi alma hasta morir...» (Mc
14,33-34.) |
¡Qué vergüenza, Jesús, y cuánto
desvalimiento en medio del gentío! La muchedumbre está en la
calle repleta de
corderos para el sacrificio pascual. Las familias y los peregrinos se
han reunido
para celebrar la mayor fiesta
del año. Todo, en recuerdo de una liberación repetida en la historia.
Pero la liberación
realizada por Jesús, verdadero cordero pascual, fue más radical. Nos
libera del
miedo a morir y, por ende,
mata el pecado inductor de muerte.
Cayó Luther King,
cayó Mahatma Gandhi, cayó Óscar Romero, cayó Maximiliano Kolbe... ¡A
cuántos han liberado con sus muertes! Fueron testigos adecuados del
camino de Jesús.
Estación VIII - Las mujeres de Jerusalén lloran por
Jesús
Mujeres
descuidadas, oíd mi voz; mujeres confiadas, escuchad mis
palabras. Dentro de un
año y
unos días habréis de temblar, ¡oh confiadas!, porque no
habrá vendimias ni cosechas. (Is 22,9-10.)
Por eso, pues,
ahora, dice el Señor, convertios a mí de todo corazón, en
ayuno, en llanto,
y en
gemido. (Jl 2,12.)
...¿No es de
la voluntad del Altísimo de donde proceden los males y los
bienes? ¿Por qué,
pues, ha
de lamentarse el viviente? Laméntese más bien cada uno de
sus pecados... (Lam 3,38-39.)
Despierta,
despierta, levántate, Jerusalén, tú que has bebido de la
mano del Señor el cáliz
de su
ira; tú que has apurado hasta las heces el cáliz que aturde.
(Is 51,17.)
Así dice el
Señor: cese tu voz de gemir, tus ojos de llorar. Tendrán
remedio tus penas. (Jer
31,16.)
Vuelto a ellas
Jesús, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí: llorad
más bien por
vosotras
y por vuestros hijos, porque veréis llegar días en que
diréis: «Felices las estériles y las
entrañas
que no tuvieron hijos, los pechos que no criaron». Entonces
se empezará a decir a las
montañas: «Caed sobre nosotros», y a los cerros:
«Cubridnos», porque si con el tronco verde han
hecho
esto, ¿qué ocurrida con el seco? (Lc 33,28-32.)
Yo soy la
verdadera vid y mi padre el viñador. Todo sarmiento en mí
que no dé fruto, lo
quitará,
y todo el que dé fruto lo limpiará, para que dé más fruto.
Vosotros habéis sido limpiados
por la
palabra que os he dicho: Quedaos en mí y yo en vosotros. Y
como el sarmiento no puede
dar
fruto por sí mismo, si no sigue en la vid, así tampoco
vosotros si no os quedáis en mí. Yo soy
la vid,
vosotros los sarmientos. (Jn 15,1-5.)
El espíritu del
Señor descansa sobre mí, pues Él me ha ungido. Y me ha
enviado para
predicar
la buena nueva a los abatidos, y sanar a los de quebrantado
corazón; para anunciar la
libertad
a los cautivos y la liberación a los encarcelados. Para
publicar el año de la remisión de
Yahvé y
el día de la venganza de nuestro Dios. (Is 61,1-2.) |
Ni siquiera en su triste estado deja Jesús de
preocuparse por los demás. Comprende el gesto
compasivo de
aquellas mujeres, pero le horroriza el destino sufriente del pueblo de
Israel, tal como
luego ha mostrado la historia.
A los pocos años de su muerte, el Templo será destruido y la ciudad
pasada a cuchillo.
Un éxodo continuo, persecución, destierro. Más adelante, el holocausto.
Como cristianos
jamás debiéramos participar en un enfrentamiento religioso o étnico. Al
revés,
conviene
sumarnos a la petición de perdón que el Papa ha propuesto a toda la
Iglesia.
Estación IX - Jesús cae por
tercera vez
Voy a levantarme, dice
el Señor, voy a alzarme, voy a subir. (Is 33, 10.)
Sácame del lodo,
no me sumerja; líbrame de los que me aborrecen, de lo
profundo de las
aguas;
no me anegue el ímpetu de las aguas, no me trague la hondura,
no cierre el pozo su boca
sobre mí.
Óyeme, Yahvé, que es benigna tu misericordia, mírame según
la muchedumbre de tus
piedades,
no escondas de tu siervo tu rostro; porque estoy en
angustia, apresúrate a oírme. (Sal
69,15-18.)
Ciertamente en mí
se acongoja mi alma, pero tú conoces todos mis caminos y que
en la
senda por donde
voy me han escondido una trampa. Si miro a la derecha, veo
que no hay quien
me mire
con benevolencia, no tengo escape, no hay quien vuelva por
mi vida. (Sal 142,4-5.)
Persigue el
enemigo a mi alma; y ha postrado en tierra mi vida y me ha
puesto en las
tinieblas, como a los muertos de mucho ha. Por eso está mi
alma acongojada y desfallece mi
corazón.
Y abro a ti mis manos y mi alma, como tierra sedienta de ti.
Apresúrate a oírme, ¡oh
Yahvé!,
que ya desmaya mi alma. No me ocultes tu rostro, sería
semejante a los caídos en la fosa. (al
143,3-4. 6-7)
...cayó con la
cara en la tierra rezando: Padre mío, si es posible, que se
aparte de mí este
cáliz.
Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú. (Mt
26,39.)
Cayó de nuestra cabeza
la corona. ¡Ay de nosotros que pecamos! (Lam 5,16.)
Ha cerrado mis
caminos, y no tengo salida; ha llenado de tinieblas mis
senderos. Me ha
despojado de mi gloria, arrancó de mi cabeza la corona. Me
ha demolido del todo, y perezco;
descuajó
como árbol mi esperanza. Encendióse contra mí su cólera y me
contó entre sus enemigos. (Job
19,8-11.) |
Sólo una horas antes el piquete de
soldados romanos y de guardianes del templo habían caído por
tierra al
presentarse Jesús con su majestuoso "Yo soy". Jesús es la luz, el bello
o buen pastor, el
agua de vida, el pan, la
palabra, el Hijo amado. Incluso Judas retrocedió. Al fin, se entregó
voluntariamente, a
condición de que dejaran libres a sus discípulos.
El fiel seguidor de
Jesús siente la liberación de los enemigos, al considerar la sustitución
de Jesús
para permitirle
escapar.
Estación X - Jesús es despojado de
sus vestiduras
Como desnudo salió
del seno de su madre,desnudo se tornará, yéndose como vino,
y nada
podrá tomar de
sus fatigas para llevárselo consigo. (Ecl 5,14.)
Desde la planta
de los pies hasta la cabeza, no hay en él nada sano. Heridas,
hinchazones,
llagas
podridas, ni curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
(Is 1,6.)
Y del vestir ¿qué
os preocupáis? Mirad los lirios del campo como crecen: no
hilan ni tejen.
Pero os
digo que ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno
de ellos. (Mt 6,28-29.)
Tomaron la túnica
talar de José, y matando un macho cabrío la empaparon en la
sangre, la
cogieron
y se la llevaron a su padre diciendo: «Esto hemos encontrado;
mira a ver si es o no la
túnica
de tu hijo». (Gén 37,31-32.)
Verdad que yo
soy un gusano, no un hombre; el oprobio de los hombres y el
desprecio del pueblo... Pero ellos me miran, me contemplan
con gozo. Se han repartido mis vestidos y echan
suerte
sobre mi túnica. (Sal 22,7,18-19.)
Dejando, pues,
vuestra antigua conducta, despojaos del hombre viejo,
viciado por la
corrupción del error; renovaos en vuestro espíritu y vestios
del hombre nuevo, creado según Dios
en
justicia y santidad verdaderas. (Ef 4,22-23.)
Y yo me gozaré
en el Señor, y mi alma saltará de júbilo en mi Dios, porque
me vistió de
vestiduras de salud y me envolvió en manto de justicia, como
esposo que se ciñe la frente con
diadema
y como esposa que se adorna de sus joyas. (Is 61,10.) |
Todo lo creado llegó a la existencia por la Palabra y Jesús es despojado.
El Padre había puesto
todo en sus manos y,
sin embargo, él mismo se había desnudado para lavar los pies de sus
discípulos. Nadie le
quita la vida; la da. Se reparten sus vestidos en presencia de su madre,
la que
le envolvió en pañales en
Belén. Despojo, vergüenza, dolor. Y la humanidad sigue desnudando a
inocentes.
¿De qué me revisto yo para aparentar lo que no soy? Por
mí, Jesús se dejó desnudar.
Estación
XI - Jesús es crucificado
Estaba junto a la
cruz de Jesús su Madre, y la hermana de su Madre, María la
de Cleofás,
y María
la Magdalena. Jesús viendo a su Madre y a su lado al
discípulo amado, dijo a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu
hijo». Luego dijo al discípulo: «ahí tienes a tu Madre» y
desde esa hora
el
discípulo la recibió en su casa. (Jn 19,25-27.)
Ahora va a ser
juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser
lanzado fuera. (Jn 12,31.)
Y cuando llegaron
al sitio que llaman «la calavera», allí le crucificaron, y
también a los
criminales, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús
dijo: «Padre perdónales porque no saben
lo que
hacen». Y repartieron sus ropas echando a suertes. (Lc
23,33.-34)
Seco está como un
tejón mi paladar, mi lengua está pegada a las fauces, y me
has echado
al polvo
de la muerte. Me rodean como perros, me cerca una turba de
malvados, han taladrado mis
manos y
mis pies. (Sal 22,16-17.)
¡Qué hermosos
son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la
paz... que
pregona
la salvación diciendo a Sión: reina tu Dios! (Is 52,7.)
...alzarán sus
ojos a mí; y a aquel a quien traspasaron, le llorarán como
se llora al
unigénito, y se lamentarán por él como se lamenta por el
primogénito... Y le dirán: Pues entonces,
¿qué
heridas son esas que llevas en tu pecho? Y él responderá:
Son heridas que me hicieron en la
casa de
los que me aman. (Zac 12,10; 13,6.)
Por eso yo le daré
por parte suya muchedumbres, y recibirá muchedumbres por
botín, por
haberse
entregado a la muerte, y haber sido contado entre los
pecadores, cuando llevaba sobre sí
los
pecados de todos, e intercedía por los pecadores. (Is
53,12.)
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Hasta hace poco las penas capitales eran
espectáculo público para escarmiento del resto de la
población.
Actualmente la sensibilidad parece prohibir tales exhibiciones. Pero el
golpeteo de los
martillazos nos trasladan a
las repetidas imágenes televisivas de los bombardeos sistemáticos de
que son capaces los
occidentales. Asistimos a la lluvia de mísiles sobre Líbano, Afganistán,
Chechenia, Belgrado,
Kosovo, Libia, Sarajevo. La humanidad sangra por múltiples heridas. Se
desdibuja la imagen
de Dios que hay en cada ser humano, tanto en la víctima como en el
agresor.
Tomás deseó introducir los
dedos en las llagas y, la mano, en la herida del costado. ¡Qué
maravillas salieron de las manos de Jesús! A nosotros se
nos han dado también unas manos...
Estación XII - Jesús muere en la
cruz
La res será sin
defecto, macho, primal, cordero o cabrito. Lo reservaréis
hasta el día catorce
de este
mes, y todo Israel lo inmolará entre dos luces. Tomarán de
su sangre y untarán los postes
y el
dintel de la casa donde se coma. (Ex 12,5-7.)
Así dice el Señor:
También yo tomaré del cogollo del cedro, y del del principal
de sus
renuevos
cortaré un tallo y lo plantaré en el monte alto y sublime,
en el alto monte de Sión le
plantaré; y echará ramas y dará fruto, haciéndose un
magnífico cedro y se acogerán a él todas las
aves del
cielo, y habitarán a la sombra de sus ramas. (Ez 17,22-23.)
Ponme como sello
sobre tu corazón, ponme en tu brazo como sello. Que es
fuerte el amor
como la
muerte. No pueden las aguas copiosas extinguirlo ni
arrastrarlo los ríos. (Cant 8,6-7.)
Yahvé dijo a
Moisés: «Hazte una serpiente de bronce y ponla sobre un asta
y cuantos
mordidos la
miren, sanarán». Hizo, pues, Moisés una serpiente de bronce,
y la puso sobre un asta;
y cuando
alguno era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente
de bronce y se curaba. (Núm
21,8-9.)
...su cadáver no
quedará en el madero durante la noche, no dejarás de
enterrarle en el día
mismo,
porque el ahorcado es maldición de Dios, y no has de manchar
la tierra que tu Dios te da
en
heredad. (Dt 21,23.)
En aquel día el
renuevo de la raíz de Jesé se alzará como estandarte para
los pueblos. Y lo
buscarán
las gentes y será gloriosa su morada. (Is 11,10.) |
Todos tememos perder. Según Pablo, el
temor a morir es causa del pecado, y éste, del propio
morir. Con tal de
sobrevivir, no nos detiene el deterioro de nuestro entorno ni la
apropiación
indebida de los bienes y de la
dignidad de los demás. Jesús le dio la vuelta: quien da su vida por
los demás, la salva.
El Amigo, muerto, le ha quitado mordiente a la muerte. ¿Dónde queda su
victoria, dónde su
señorío? Tras Jesús miles de personas han antepuesto el hermano a la
propia
vida. Basta recordar a Rutilio
Grande, o a Joan Alsina, a Lucho Espinal, Maximiliano Kolbe,
Luther King, Mahatma Gandhi, Ignacio Ellacuría, por citar
algunos.
Estación
XIII - Jesús es bajado de la cruz
Pero Cristo, constituido Pontífice de los bienes futuros,
entró una vez para siempre en un
tabernáculo mejor y más perfecto, no hecho por manos de
hombres, esto es, no es de creación; ni
por la
sangre de los machos cabríos y de los becerros, sino por su
propia sangre entró una vez en
el santuario, realizada la redención eterna.
(Heb 9,11-12.)
¿Quién es ésta que
sube del desierto apoyada sobre su amado? (Cant 7,5.)
Admirable sobre toda ponderación y digna de eterna memoria
se mostró la madre. (2 Mac
7,20.)
¡Oh vosotros cuantos por aquí pasáis: mirad y ved si hay
dolor comparable a mi dolor, al
dolor con que yo estoy atormentada! Afligióme
Dios en el día de su ardiente cólera. (Lam 1,12.)
Vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio
de los ancianos, un Cordero
que estaba en pie como degollado... (Ap 5,6.)
...Tú, orgullo de Jerusalén; tú, gloria de Israel; tú, honra
de nuestra nación; por tu mano
has
hecho todo esto; tú has realizado esta hazaña en favor de
Israel. Que se complazca Dios en ella.
Bendito seas del Señor omnipotente por
siempre jamás... (Jdt 15,9-10.) |
A Jesús se le rompió el corazón al
encontrarse en Naín con una viuda que iba a enterrar a su único
hijo. ¿Vio, sin ver,
a su madre acogiéndole en su regazo?. Miguel Ángel, ya de joven, sintió
la
densidad del momento, según
plasmó repetidamente en sus diversas "Pietà". Reclama respeto,
piedad profunda,
ante la madre que sostiene el Hijo amado de Dios, convertido en puro
desgarro
por nosotros. En Belén le
arropó con pañales, aquí le abriga con su cuerpo. Se han colmado los
dolores vaticinados
por Simeón en el Templo.
Jesús la convierte
en primera cosechadora del fruto del grano de trigo muerto. Es la madre
y
maestra de la
Iglesia. ¿Agradezco su presencia, fiel suplente de mis ausencias?
Estación
XIV - Jesús es sepultado
Estáis muertos y
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Col 3, 3.)
...No dejarás
tú mi alma en el sepulcro, ni dejarás que tu santo
experimente la corrupción.
(Sal 16,10.)
¡Oh Señor, has
sacado mi alma del sepulcro, me has llamado a la vida de
entre los que
bajan a
la losa...! (Sal 30,4.)
Alzad, ¡oh puertas!,
vuestras frentes; alzaos más, ¡oh antiguas entradas! que va
a entrar el
rey de
la gloria. (Sal 24,7.)
Consolad, consolad
a mi pueblo, dice vuestro Dios; animad a Jerusalén y
gritadle que se
acabó su
servidumbre, y han sido expiados sus pecados y que ha
recibido de manos de Yahvé el
doble de
todos sus crímenes. (Is 40,1-2.)
Con él hemos sido
sepultados por el bautismo para participar en su muerte,
para que como
El
resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros vivamos una vida
nueva.
(Rom 6,4.)
En paz de duermo
luego cuando me acuesto, porque tú, Señor, a mí, desolado,
me das
seguridad. (Sal
4,9.) |
La muerte de Jesús envalentona a los
tímidos. El rico José de Arimatea pide el cadáver a Pilatos,
Nicodemo aporta los
perfumes, cien libras. Dice san Mateo enigmáticamente que se abrieron
las
tumbas de los santos. Quizás
significa la vida nueva que mana de la solidaridad de Jesús con
nuestra mayor prueba.
Este efecto se sigue produciendo en la medida que la contemplación de la
Pasión fortalece la
radicalidad del quehacer cristiano.
Las mujeres se
fijaron en todos los detalles y decidieron volver después de la fiesta.
Se desea la
recuperación del papel de la
mujer en la Iglesia. Cuidaron de su Cuerpo, anunciaron la
resurrección.
Estación
XV - La Resurrección de Jesús
El primer día de
la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando
todavía
estaba oscuro,
y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega
donde Simón Pedro y
donde el
otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos
dónde le han puesto.» (Jn 20,1-2.)
Israelitas,
escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazareno, hombre
acreditado por Dios entre
vosotros
con milagros, prodigios y señales que Dios hizo por su medio
entre vosotros, como
vosotros
mismos sabéis, a éste que fue entregado según el determinado
designio y previo
conocimiento de Dios, vosotros le matasteis clavándole en la
cruz por mano de los impíos. (Hec
2,22-24.)
Tened entre
vosotros los mismos sentimentos que Cristo: haciéndose
semejante a los
hombres
y apareciendo en su porte como hombre, se humilló a sí mismo.
Obedeciendo hasta la
muerte y
muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el
Nombre que está sobre todo
nombre.
(Fil 2,6-9.)
Por eso le daré
su parte entre los grandes. Y con poderosos repartirá
despojos, ya que
indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue
contado, cuando él llevó el pecado de
muchos e
intercedió por los rebeldes. (Is 53,12.) |
Donde abundó el pecado, sobreabundó la
gracia. ¡Aleluya! Dios Padre ama tanto al mundo que nos
devuelve a su Hijo.
San Pablo saca como consecuencia que nada, ni la muerte, nos puede
separar
del amor de Dios manifestado
en Cristo Jesús. Emerge, en la fe, una vida nueva: la de Jesús, en
primer lugar, y
seguidamente, la de todos los que, a imitación suya, se entregan al
Padre y a los
hermanos.
María, alégrate, aleluya. El que mereciste llevar en tu
seno, ha resucitado, aleluya.
© Santi Thió i
de Pol |